Hicimos el registro en Holanda y al venir aquí a inscribirlo me dicen: ‘No, no, Jordi no puede ser’.
Johan Cruyff y su esposa Danny Coster en 1973 compartiendo butaca y revista, que es como se construían los grandes amores antes de Internet.
Le pregunto si la sombra del padre ha sido muy alargada y Jordi Cruyff admite que ha sido difícil ser su hijo.
Era el Cruyff de la adrenalina, veloz, altivo, respondón, tozudo, capaz de alternar frases surrealistas y grandes verdades con y sin balón.
‘¿Cómo que no puede ser?’, repliqué.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/01/09/icon/1389279464_047733.html