¿Cómo no iba a ser arquitecto si el mismito maestro Barragán le ofreció su casa como patio de juegos?
¿Cómo no iba a ser arquitecto si en el Distrito Federal se inscribió en Escuela de Arquitectura de la flamante Ciudad Universitaria en el Pedregal de San Ángel y asistió puntual a cada clase?
¿Cómo no iba a ser arquitecto si de niño hasta la palabra arquitectura la parecía maravillosa y en vez de volar papalotes con sus amigos se la pasaba observando la ciudad de los palacios ?
¿Cómo no iba a ser arquitecto si una vez instalado en Guadalajara entró a la Escuela de Arquitectura de la Universidad, fundada y dirigida por Ignacio Díaz Morales, quien no perdonaba la indisciplina ni las faltas?
¿Cómo no iba a ser arquitecto si cuando su padre lo obligó a entrar a la Escuela Bancaria Comercial se llenó de sarpullido de la puritita angustia?
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/27/opinion/a04a1cul