Alan regresará pronto a Beilta, una aldea en la provincia de Quneitra donde nadie deberá saber que fue curado en un hospital israelí.
Para los casos de heridas traumáticas de guerra en esa región de Siria esa es la única puerta hacia a la supervivencia.
Este médico judío mexicano de 51 años, afincado ahora en Galilea, atiende a pacientes sirios que en un 85% de los casos han sufrido lesiones en combate.
Alan es uno de sus pacientes sirios.
Una tercera parte de los pacientes atendidos son mujeres y niños, destaca Sara Paperin, portavoz del hospital de Nahariya.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/03/15/actualidad/1458032247_460446.html