Pero lo que, en cualquier caso, queda claro es la profunda inmersión de fracaso que sufre la potencia emergente brasileña.
Unas declaraciones tan sumamente interpretables tuvieron que ser desmentidas o matizadas por los periodistas del semanario Búsqueda de Montevideo.
A esta sucesión de escenarios se puede aplicar, sin embargo, un doble rasero explicativo.
O bien se trata de un complot de la derecha mediática, dirigida por un adversario reconocido de Lula, el juez Sergio Moro, contra un planteamiento juzgado progresista; o la moderada izquierda brasileña es tan corrupta como lo que da la tierra.
A ver qué tal salen los Juegos.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/03/15/actualidad/1458066508_913140.html