Volver al pasado para recuperarlo como arma arrojadiza contra los enemigos del presente no es el mejor camino si se quieren cerrar heridas.
Lo que se proponía en la ley era “contribuir a cerrar heridas todavía abiertas en los españoles”; su mensaje era de reconciliación, no de rencor.
Es, además, un gesto de impotencia: las soluciones que reclama hoy con urgencia Madrid no están escondidas en los símbolos de ayer.
En la exposición de motivos de la Ley de la Memoria Histórica de 2007 se apunta, a propósito de los símbolos públicos, que los ciudadanos tienen derecho a que sean “ocasión de encuentro y no de enfrentamiento, ofensa o agravio”.
Es una buena decisión, igual que el nombramiento de Paca Sauquillo, una veterana que sabrá quiénes fueron Miguel Mihura, Jardiel Poncela y Joaquín Turina.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/03/27/opinion/1459086352_106057.html