Busco comprender la transformación que vive una persona para inclinarse por el mal”, explica Boyne.
Con esa novela rompió las etiquetas de literatura infantil o de adultos al ser leída por toda clase de lectores.
Al rato sale de aquel rincón semioscuro de la cafetería y encamina sus pasos hacia la mañana luminosa de Dublín.
Le interesa “el papel de los niños en la guerra, en saber cómo viven una situación extrema e incomprensible.
Le puso por nombre Pierrot Fischer, de madre francesa y padre alemán y exsoldado en la I Guerra Mundial.
Fuente: http://elpais.com/cultura/2016/03/28/actualidad/1459197526_080293.html