Jugando al solitario, Rajoy e Iglesias no lo pudieron soportar y perdieron las formas y maneras.
Pero estas políticas del NO, además de bloquear caminos de negociación y pacto e impedir la formación de gobiernos, suelen acarrear o agravar tensiones en los mismos partidos que las practican.
Ocurre, sin embargo, que los del garrote midieron mal sus propias fuerzas y la solidez del pacto firmado por sus competidores.
Despreciados y ninguneados por sus adversarios, Ciudadanos y PSOE no tendrían más opción que lamer, en el segundo acto de esta representación teatral, la mano que con tanta dureza los había castigado.
Santos Juliá es historiador.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/03/11/opinion/1457695830_792351.html