La hija sostiene en la mano izquierda, adornada con una ceñida pulsera, un pichón que parece ser artesanal.
Se trata del retrato de la mujer y la hija de Severini.
No hay mejor cosa que, si uno se equivoca, situación perfectamente posible e inherente a toda la humanidad, se lo hagan notar a tiempo.
Por el interés que suscita ese retrato doble voy a describirlo.
Lo más significativo de esta representación es que la madre, de ojos mayormente melancólicos y caídos que los de la hija, sostiene en su mano visible un libro abierto, pero como lo vemos de cabeza no podemos saber bien lo que los renglones visibles transmiten.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/15/opinion/a06a1cul