Por eso digo que en mi vida de lectora he leído al revés.
Cada vez que estoy por empezar a leer un libro importante siento que no voy a poder leerlo.
No olvido la emoción y el asombro que me invadieron cuando leí Los hermanos Karamazov y Cándido o el optimismo.
Pero sí voy a detallar alguna reflexión que me he hecho cuando por fin leo un texto esencial cuyo conocimiento pospuse durante un tiempo exagerado.
En estos últimos meses me sucedió con Anna Karénina y con Los miserables, novelas básicas para la cultura de medio mundo, pero en particular para la de todo escritor.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/13/opinion/a07a1cul