El brillo del matemático indio fue breve.
El indio sentía que un ser superior, su diosa, le susurraba las fórmulas que resolvían problemas imposibles.
El autor era un joven indio, Srinivasa Ramanujan, capaz de producir fórmulas inverosímiles pese a no haber recibido una educación formal en matemáticas puras.
Su encuentro sirvió para mostrar al mundo trabajos como las fórmulas que permitían calcular a gran velocidad los infinitos decimales del número pi.
En 1913, el matemático G. H. Hardy recibió una carta con un contenido increíble.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/04/29/ciencia/1461947303_754418.html