Si un contragolpe hirió al Sevilla, otro sacó de plano al Shakhtar, que, de repente, se vio sometido a una avalancha de jugadores del Sevilla.
La eficacia del Sevilla se reflejó en la primera aproximación de los locales, traducida en un gol de Gameiro.
Miles de corazones acompañaron al misil de Mariano, que se hundió en la red para certificar una nueva hazaña del Sevilla.
Mandó el Sevilla, convertido en un equipo superlativo, consciente de que se jugaban los minutos decisivos de la eliminatoria.
Un resultado válido para los intereses del Sevilla, que, no obstante, abría un incierto camino en la eliminatoria.
Fuente: http://elpais.com/deportes/2016/05/05/actualidad/1462482933_793676.html