Porque cuando el barrio de uno se convierte en el nuevo Williamsburg, ya sabe que el precio del alquiler también se modernizará, aunque al lado haya un puñado de pisos protegidos.
“Muchos argumentarán que esto va a espolear la gentrificación, pero no se dan cuenta de que la gentrificación ya está llamando a nuestra puerta”, ha reflexionado Rafael Espinal, que representó al vecindario en la negociación del nuevo plan y ha acabado llegando aceptando un acuerdo.
Su plan para ese barrio obliga a que más de 1.200 nuevas viviendas construidas en los dos próximos años se destine a alquileres asequibles.
La cuestión es si se le puede poner puertas a semejante proceso, si, como dice Espinal, la gentrificación ya está aquí y solo se puede aspirar acompañarla con alguna medida social que frene la expulsión de las familias trabajadoras.
La cuestión es si eso se puede frenar.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/05/05/opinion/1462461440_326624.html