En su deriva autoritaria, el presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan, ha comenzado a actuar como si pudiera faltar a los compromisos adquiridos sin consecuencia alguna.
Erdogan, renunciando a los fundamentos de la Turquía moderna, ha transformado una república parlamentaria laica en un régimen presidencialista que flirtea con el islamismo.
Al parecer, el presidente turco considera que un acuerdo no se cierra hasta que él lo modifica según su interés.
Un pacto que otorga a Turquía grandes ventajas económicas y la exención de visados a sus ciudadanos y la apertura de negociaciones para ingresar en la UE.
Pero Erdogan ha escudado su negativa en la amenaza exterior —“estamos rodeados por organizaciones terroristas”—, una viejo recurso usado desde tiempos inmemoriales por gobernantes que no encuentran otro modo de legitimar sus decisiones.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/05/06/opinion/1462559427_708505.html