Ser cebra cansa, ser cebra aturde, ser una cebra te deja la boca reseca y el corazón agitado.
Marchan con el hocico bien arriba y parecen orgullosos de su ciudad, esa nueva La Paz que viene y lleva pijama a rayas.
Él es uno de los trescientos jóvenes que cada día se disfrazan de ellas para regular el caótico tráfico de La Paz (ciudad de Bolivia), una ciudad inmersa en un proceso de renovación de imagen basado en la educación y el civismo.
Ser cebra cansa.
En 2014, las cebras fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la ciudad y hoy su imagen llena murales, dípticos y vídeos promocionales.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/06/01/planeta_futuro/1464781296_159819.html