Nadie parará la globalización rechazada, limitará la inmigración que Reino Unido necesita, ni devolverá el imperio a los nostálgicos.
Pero tendrá que dormir en el sofá.
La euforia del Día de la Independencia, declarado por el exultante Nigel Farage, líder del UKIP, puede durar muy poco.
De momento, Londres conservará todos sus derechos y obligaciones mientras no active el artículo 50 del Tratado de la UE para solicitar la separación.
En las próximas semanas irán llegando más facturas de la soberbia verbena antieuropea del 23 de junio.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/06/24/actualidad/1466786972_322658.html