El cada vez menor crecimiento de la economía china y las previsiones de que lo peor aún está por llegar tienen mucho que ver con este estado de ánimo.
La decepción de las empresas europeas es compartida también por sus homólogas estadounidenses.
«Cuando uno hace estas promesas y después no las cumple, es normal que el pesimismo abunde.
Si bien Pekín sostiene que la economía seguirá avanzando a un ritmo medio del 6,5% anual, los miembros de la organización dudan de que esto sea posible.
«Una desaceleración económica ya es dura de por sí, pero si además estás rodeado de restricciones aún lo es más», señala Wuttke.
Fuente: http://elpais.com/economia/2016/06/07/actualidad/1465292126_936320.html