Esta revolucionaria capacidad de selección se explica porque la música se ha convertido en un negocio digital.
Un sonido nuevo con el que averiguaremos si la música sigue deslizándose hacia la irrelevancia social o si de verdad aún puede cambiar el mundo.
Porque el tránsito de un negocio físico a otro digital está resultando un calvario para el sector.
Con todo, la fotografía general de la música grabada deja una canción de 161,5 millones de euros.
Un motor pequeño pero que aportaba su melodía a los 5.058 millones de euros que la música —sumando impacto directo e indirecto— generó en 2012.
Fuente: http://elpais.com/economia/2016/05/20/actualidad/1463735593_728358.html