Como si Daesh no fuera, precisamente, lo contrario de un organismo al que se está más o menos claramente afiliado.
Con más razón esta nebulosa de gánsteres sin código ni honor que no tienen ninguna razón para adaptarse obedientemente a los perfiles trazados por nuestros expertos.
Y con más razón Daesh.
Era la imagen de un Daesh que ha llegado, eso esperamos, al término de su posible extensión y ha perdido, como no podía ser menos, la distinción de sus consignas.
Se puede ser un soldado del nuevo ejército y no haber sido reclutado, ni adiestrado, ni siquiera contactado nunca.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/07/18/opinion/1468837642_970230.html