May sabe perfectamente bien que la diplomacia no es exactamente lo que caracteriza a Johnson.
Pero quizá haya otra razón de mayor calado por la que May nombró Johnson a un puesto definido por una fuente gubernamental citada en el Times de Londres como “ministro de cócteles de diplomáticos”.
La cuestión, en cualquier caso, será si dentro de no mucho tiempo Boris Johnson se arrepentirá de haber dicho que sí a May.
A primera vista es un disparatado episodio más en la tragicomedia que hoy escenifica la una vez venerable democracia británica.
Como ministro de Relaciones Exteriores recibirá un sueldo de 172.000 euros.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/07/14/actualidad/1468503465_998835.html