Para todos los actores, para la política y la economía, y para la esperanza de mejorar y completar el proyecto común.
Todos salen tocados, aunque en distinto grado —y aún se desconoce exactamente cuánto—, aunque no necesariamente hundidos, si se adoptan las actitudes y se emprenden las políticas necesarias para convertir lo que se presenta como un desastre en una oportunidad de futuro.
Han reverberado las turbulencias financieras como nunca desde la Gran Recesión, provocando el desplome de las Bolsas.
No es una exageración hablar de desastre, puesto que de un solo plumazo se han producido inquietantes reacciones múltiples.
La decisión de los ciudadanos británicos de separarse de la Unión Europea entraña efectos enormemente perjudiciales.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/06/24/opinion/1466783949_809873.html