Pero ahora, a sus 53 años (Los Ángeles, 1962), la exniña prodigio de Hollywood quiere ser sobre todo una directora.
Aplican desesperadamente un modelo de aversión al riesgo: hacen pocos filmes, guiados por franquicias, en los que apuestan 200 millones y para los que buscan los actores y directores menos arriesgados.
Al fin y al cabo, desde que debutó con tres años en un anuncio, Foster se crió a pan y cámaras.
Llegaron los aplausos del mundo y dos Oscar (Acusados y El silencio de los corderos).
Aunque puesta a escoger lo peor del mundo del cine Foster se decanta por otro aspecto: “Ir a que te saquen fotos para vender tu película”.
Fuente: http://elpais.com/cultura/2016/06/27/actualidad/1467019055_893478.html