“La integración de los vecinos sordos de Bengkala también se refleja en que tienen las mismas probabilidades de casarse y similares oportunidades de trabajo”, añade.
Toda la familia del matrimonio Nyoman y Pindu es sorda.
Sus habitantes han abordado esta particularidad genética con pragmatismo: casi todos se defienden en el lenguaje de signos.
La particularidad de Bengkala es que de sus poco más de 2.000 vecinos, 46 son sordos de nacimiento.
“Deberíamos aprender de estos pueblos que es posible que toda una comunidad use el lenguaje de signos.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/06/27/planeta_futuro/1467025572_794668.html