Mallo es de las pocas personas que aparece junto a Cristina Kirchner durante las exequias de su marido.
Hay, como se ve, un problema mucho más grave, que involucra a la mafia del fútbol, y a la dirigencia política que, hasta aquí, la ha protegido.
Hace apenas unos años, Mallo era un hombre muy importante porque el Gobierno kirchnerista le había encargado que conformara una ONG para organizar a las barras bravas, financiarlas, y encolumnarlas políticamente.
Al reino de la mafia, le siguió el de la mediocridad.
Algo así ocurre con el fútbol argentino: demasiados cracks, demasiado dinero, demasiado talento oculta a los facinerosos que se empeñan en destruirlo.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/07/07/actualidad/1467844287_211553.html