Con temor y temblor, los atletas del mundo se aprestan a competir en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro que comienzan el día 5.
Por no mencionar las condiciones de seguridad frente a la delincuencia organizada (el caso del ladrón vomitador es un buen ejemplo).
El fracaso que se barrunta en los Juegos suscita dos preguntas básicas.
¿Estamos ante una magna competición atlética o frente a una aventura de alto riesgo, similar a una expedición por la jungla o a la exploración del Ártico?
No ha habido una olimpiada que se presente con tantos manchurrones de caos e incompetencia.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/07/30/opinion/1469899605_010291.html