MujeresDenuncian parteras de Chiapas obstáculos del sector salud

Denuncian parteras de Chiapas obstáculos del sector salud

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Candelaria Rodríguez Sosa

SemMéxico. San Cristóbal de las Casas, Chiapas,  11 de agosto 2016. Denuncian parteras  de Chiapas obstáculos del sector salud para atender a mujeres embarazadas. Les prohíben atender partos y las amenazan con quitar los programas gubernamentales o de no registrar a los bebés solo por el hecho de haber sido atendidas con parteras, informó en conferencia de prensa en San Cristóbal de las Casas, el Comité Promotor de una Maternidad Segura y Voluntaria en Chiapas (CPMSVCH)

El Comité dio a conocer el estado que guarda la relación de los servicios institucionales de salud y las parteras tradicionales, y la serie de prácticas de violencia obstétrica,  de agresión al oficio y a la persona de las parteras tradicionales, y buscan documentar los hechos en el Tribunal Simbólico sobre  la Violencia Obstétrica en México.

Los relatos coinciden: “Nos amenazan con quitarnos los programas como el de Prospera si no hacemos caso de mandar a fuerza a las mujeres a los hospitales, sin tomar en cuenta que muchas veces las familias no quieren o no pueden hacerlo”.

Son las los testimonios de las parteras que el Comité Promotor de una Maternidad Segura y Voluntaria en Chiapas  (CPMSVCH), recabó en una investigación realizada en el mes de abril del año en curso a través de 7 consultas a grupos focales de parteras tradicionales en los que participaron 109 parteras y 16 parteros y agentes de salud de diversas comunidades de 12 municipios.

La investigación fue realizada entre parteras tradicionales de Chiapas sobre su quehacer, su relación con las instituciones de salud, y la atención obstétrica a mujeres indígenas y campesinas, en los municipios de Tenejapa, Cancuc, Larráinzar, Huitiupán, El Bosque, Simojovel, Amatán, Yajalón, Chilón, Sitalá, Palenque y Ocosingo, pertenecientes a las regiones Altos, De los Bosques, Norte, Tulijá Tseltal-Ch’ol y Maya de Chiapas, grupos que representan la diversidad de las condiciones de vida y trabajo de las parteras indígenas y tradicionales en la entidad.

En el contexto de los agravios, el CPMSVCH señala que en las reuniones del Prospera se les advierte a las embarazadas que si se atienden con partera en su casa, serán sancionadas dándolas de baja del Programa. “Se les amenaza en las reuniones y cursos, en las clínicas. Si  la mujer tiene el Prospera y dice que la atendió una partera no certificada, le quitan la mitad de su dinero o las amenazan de darlas de baja”.

Esta investigación fue dada a conocer ante la gravedad que implica la falta de atención oportuna por parte de las instituciones publicas de salud a las mujeres embarazadas en Chiapas, y el derecho de las parteras  a ejercer su profesión.

Entre los agravios contra las mujeres que ejercen la partería, destaca cómo a una partera de la zona de Palenque, le dicen que si atiende partos en su casa, a los bebés no los podrán registrar por no haber nacido en la clínica u hospital. Ella atendió de emergencia a una mujer porque ya no había tiempo de sacarla y los médicos pensaron que era capricho de seguir atendiendo en casa y “la dieron de baja”.

Sobre la certificación que les otorgaban las instituciones de salud, sostienen que “antes todas éramos iguales, ahora con la certificación se provoca la división entre parteras”.

Y agregan: ahora, si no eres partera registrada o certificada, hacer tu trabajo es más difícil. Si la mujer quiere registrar a su bebé y dice que la atendió una partera que no está certificada, no le dan la cartilla.

Los doctores tratan de enemistar a las parteras, le dicen a las registradas que no apoyen a las no registradas, que si lo hacen las van a castigar.

Una partera afirma: “me dijeron que si no estaba registrada podía irme a la cárcel del ayuntamiento…. Que nos podíamos ir a la cárcel por atender partos por eso entré en los cursos”.

Nos regañan mucho los doctores, nos maltratan y siempre tienen su carota de enojo. Lo malo es que con tanto regaño ya nadie va a querer ser partera en la comunidad.

Para los médicos, dicen, “ las parteras no sabemos ni tenemos conocimientos” y solo son llamadas para llevar a las embarazadas a su control, “ya solo esa es nuestra función, ya no nos dejan trabajar atendiendo partos”.

Pero, si una partera decide atender un parto de alto riesgo, es sancionada por haberlo hecho. Se le amenaza que se enviará a la cárcel si algo sale mal, si el bebé o la madre mueren”…Los médicos ya no nos dejan hacer nuestro trabajo: nos dicen que las mujeres multigestas,  primerizas, menores de 20 años o mayores no deben de ser atendidas por las parteras, entonces ¿a qué mujer si podemos atender?, se preguntan.

“El problema es que muchas veces no podemos hablar directamente con el médico y decirle los problemas que está enfrentando la mujer, porque nosotras hablamos en lengua y el médico no” señalan las parteras.

El panorama complica el trabajo de las parteras. Ya casi no tienen  trabajo… Una partera afirma que “anteriormente atendía como 200 niños, pero ahora ninguno, solo atiendo a las mujeres embarazadas cuando los niños están en mala posición, ya no tengo derecho de la atención del parto, atiendo cuando se enferman, las curo con plantas medicinales”.

Señalan que hay médicos que cuando llegan a saber que ya nació el bebé van a  ver al bebe y a la mamá y ahí hacen el tamiz. La vacuna la ve el doctor o la enfermera. Otros doctores dan cita para que se vaya a atender al centro de salud… otros llegan directo al hospital a los 3 días porque no llegan las caravanas de salud (servicio móvil de la Secretaría de Salud).

Y agregan: cuando llegan al hospital, les revisan las rodillas a las mujeres para ver cuánto tiempo llevan hincadas y con ello saber cuánto llevan con la partera. A algunas parteras les preguntan qué les dieron a las mujeres, si llevaban tiempo arrodilladas las rechazan. En algunos hospitales se coloca en el registro que la mujer “fue manipulada por partera empírica”.

Los médicos nos dicen: “yo estudie en tal universidad, ustedes no, entonces el que sabe soy yo, ustedes no saben nada”. No tenemos ningún acceso solo dejar ahí a la paciente en el hospital, o cuando entramos es solo para ver, no nos dejan intervenir. En una ocasión una partera vio que el bebé estaba tragando líquido y solo después la llamaron, no la dejaron hacer nada porque no tenía guantes.

Recuerdan las parteras que antes las mujeres se ayudaban unas a otras, no había médicos, pero después llegaron ellos, comenzaron los programas y el Prospera y ahora todo son juntas, a que den consejería, a que las mujeres se planifiquen, ya sea temporal o definitivamente, que porque ya tienen muchos hijos… estamos obligadas a tener 20 mujeres planificadas cada mes, esto no es trabajo de partera, nos están condicionando hacer cosas, indican.

Las parteras somos los peones de los médicos, ellos tendrían que ir de casa en casa viendo a la gente, pero nos dan ese trabajo, y ellos son los que cobran. Pero el gran temor de las parteras es ir a la cárcel porque alguna mujer se muera, es difícil nuestro trabajo.

Y sostienen que ahora las mujeres ya no tienen libertad. Ahora a las mujeres se le dice dónde deben tener su parto, que tiene que ser en la clínica, si no las regañan, castigan. Ya las mujeres no pueden decidir dónde o con quien quieren tener su parto.

A las embarazadas se les obliga a hacerse un ultra sonido; muchas veces en un hospital particular por que en el hospital no hay el equipo, o no sirve, o no hay quien sepa cómo se maneja.   El ultrasonido cuesta 360 pesos en particular, y  es obligatorio aun sabiendo que el bebé esté bien.

A las parteras les preocupa que las instituciones pugnan por desaparecer la partería, quieren atención. “Que si llegamos o llegan las mujeres con trabajo de parto dejen de escribir en su máquina y nos vean, nos atiendan, para que los bebes no nazcan en sus consultorios”,  que los doctores no nos manden con las mujeres a los hospitales solo para que las operen, y trabajen en conjunto ayudando a las embarazadas. Que haya buena intención, que no amenacen a las parteras ni a las mujeres, con quitarnos los programas.

Que enseñen a usar el material que les entregan, abasto de medicamentos,  que haya cursos sobre técnicas de cómo viene el bebé, necesitamos cursos donde aprendamos nuevas cosas y nos motiven. Y principalmente el respeto, “que no nos regañen, que no nos tratan como apestadas diciéndonos que no entremos con chanclas porque les ensuciamos”

Y finalmente tener más unión entre parteras, también apoyo y una mejor relación con toda la comunidad, y que las denuncias y testimonios sean tomadas en cuenta en el Tribunal Simbólico.

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