El día que conocí a Lua, una perra pastora alemana de pelo largo, me impresionó mucho.
Cuando eres víctima de violencia machista llegas a querer morir, porque sabes que allí estará tu libertad.
Antes de tener a Lua cerraba todas las puertas con llave y no abría las persianas durante el día por precaución.
Y lo más importante, a volver a tener esperanza junto a mi hijo para el día de mañana.
Lua dio su vida por nosotros después de dos años; murió haciendo su trabajo.
Fuente: http://verne.elpais.com/verne/2016/08/20/articulo/1471677958_517743.html