El domingo, mientras Phelps conquistaba su 19º oro, a Carvalho, al borde de la piscina, se le pusieron los pelos de punta.
El Comité Organizador les ha prohibido tratar con los periodistas sin su consentimiento y solo pueden hacerlo tras su jornada laboral.
Roberta está triste con la repercusión y con los comentarios que la encasillaron en la “profesión más aburrida del mundo”.
En Pekín 2008, una nadadora japonesa de sincronizada se desmayó en la piscina por el esfuerzo.
No quiere saber nada de la prensa y llegó a hablar con su jefe por miedo al despido.
Fuente: http://elpais.com/deportes/2016/08/09/actualidad/1470701489_731757.html