Falta que la asignatura de gastronomía colombiana sea troncal en las escuelas y que sigan abriendo restaurantes locales”, responde Otero.
En Mini-Mal se han tomado tan en serio promover la biodiversidad de su país que su lema es “cocina sorprendentemente colombiana”.
Hace 15 años, Eduardo Martínez, Ángela Martínez, Manuel Romero y Germán Martínez abrieron este espacio en Bogotá.
Julián Estrada ha dedicado las últimas tres décadas de su vida a investigar la cocina colombiana.
Charlie Otero puso a prueba a sus alumnos de la Escuela de Gastronomía de Bogotá cocinando, en directo, una gallina gamitana de esta región.
Fuente: http://elpais.com/cultura/2016/07/28/actualidad/1469715955_524253.html