Andrés Manuel López Obrador aprovecha cada intervención pública para fijar y pulir sus discursos electorales como si fueran baldosas en el camino hacia las presidenciales de 2018.
Por otro, una vuelta a la acción en solitario, un retorno a la ortodoxia, la condición a priori que exige López Obrador para sentarse a negociar.
Las dos agrupaciones de izquierda sumaron en junio el 34% de los votos, dos puntos por encima del PRI y cinco más que el PAN.
Preguntado con insistencia por la posibilidad de una reconciliación estratégica con el partido del que salió abruptamente hace dos años para construir su propia alternativa de izquierda, Obrador no cerró la puerta.
“Tendrían que ser muy claros en el deslinde con el régimen y mostrar una voluntad clara de transformar el país”.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/07/15/actualidad/1468543396_555840.html