Eso les debe servir para construir entre todos el futuro de paz, libertad y prosperidad que tan duramente se han ganado.
Quizá una ocasión histórica como la vivida estos días en Colombia hubiera merecido además la presencia de Felipe VI.
Ningún acuerdo de paz es perfecto.
El próximo domingo los colombianos se encontrarán en una situación que hasta hace pocos años parecía imposible.
A los colombianos corresponde rubricar el entierro de la guerra civil más sangrienta y antigua de Latinoamérica.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/09/27/opinion/1474997130_579325.html