El mismo Caballero Bonald se convirtió en una especie de embajador molesto para el franquismo durante su estadía en Bogotá por sus ideas contrarias a la dictadura española.
Y Caballero Bonald precisa: “En ningún caso se trataba de reuniones literarias, sino preferentemente de confabulaciones etílicas”.
Los tiros, en este como en otros casos, no fueron siempre en la dirección que el régimen pretendía.
Ernesto Cardenal, premio Reina Sofía de Poesía (2012) y exministro de Cultura de Nicaragua, fue uno de esos jóvenes entusiastas del régimen, quien, según el mismo Goytisolo, “profesaba devoción a la figura inmarchita de José Antonio [Primo de Rivera]”.
Ernesto Cardenal abrazó décadas más tarde de su experiencia española la teología de la liberación como sacerdote y apoyó la revolución sandinista en su país.
Fuente: http://elpais.com/cultura/2016/09/13/actualidad/1473775895_015837.html