Ya ocurrió en 2014 y en 2015, cuando identificaba al voto oficialista con la paz y al del opositor, con la guerra.
Sería una completa ironía que las FARC logren con la paz aquello que fueron incapaces de conseguir por medio de la guerra.
Ya sabemos que así es la política, pero el problema es que “así” también se trivializa el propio valor supremo que se persigue—la paz.
¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?
Es decir, para que haya transición, muchas veces hay que aceptar menos justicia.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/09/25/actualidad/1474772209_177717.html