Lula, por su parte, ha negado ser propietario de la vivienda.
Y segundo, por ser, de nuevo supuestamente, el propietario de una finca en Atibaia (São Paulo), reformada por la constructora Odebretcht.
«Tras asumir el cargo de presidente, Lula ordenó la formación de un esquema delictivo de desvío de fondos públicos destinado a enriquecerle ilícitamente, perpetuarle de forma criminosa en el poder, comprar apoyo parlamentario y financiar carísimas campañas electorales”.
OAS también invirtió, se supone, 1,3 millones de reales en almacenar los bienes de Lula después de que dejara la presidencia.
“Sin el poder decisión de Lula, este esquema sería imposible”, ha señalado Dallagnol.
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/09/14/america/1473879369_296090.html