El Gobierno capitalino y todo el PRD ha salido sin embargo en tromba a descalificar la mediada.
La desafortunada visita de Donald Trump provocó un temblor en el epicentro del Gobierno de Enrique Peña Nieto, cuyos niveles de aprobación ciudadana se derrumbaron aún más.
La economía ha roto el ya precario equilibrio de poder entre el Gobierno de Enrique Peña Nieto y la capital, el reducto de la izquierda mexicana.
En esta subida de tono, el jefe capitalino dirigió un dardo ad nominen contra el nuevo responsable económico, José Antonio Meade, paradójicamente, otra figura sin filiación partidista como el propio gobernador.
El idilio empezó a quebrarse con la materialización de la reforma política para la Ciudad de México, una vieja demanda que aumenta su autonomía y que Mancera tomó por bandera.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/09/14/actualidad/1473817558_969883.html