Y que, presumiblemente, conocen ya los placeres de sentarse a la mesa solo.
Aunque el proyecto terminó, le quedó «el placer de descubrir sitios sin premeditarlo, pudiendo elegir dónde, cuándo y qué comer.”.
Es un clásico que si en el mismo servicio hay un dos personas comiendo solas alguien en la sala o en la cocina especule con aparejarlos.
“Comer solo te da libertad”, me dice David Valdivia.
Para poner a prueba el trato a los solitarios, decido investigar sobre la última frontera de su gastronomía: el arroz.
Fuente: http://elpais.com/elcomidista/2016/07/28/articulo/1469715324_329928.html