Desde su entrada en vigor, el régimen castrista no se ha movido un milímetro en sus postulados.
La Posición Común se ha demostrado tan ineficaz como el embargo decretado por el Congreso de EE UU en 1960.
La comunidad internacional, resignada al inmovilismo del régimen, ya ha dado sobradas muestras de que quiere reconducir las relaciones con Cuba, pero no podrá hacerlo plenamente mientras no existan indicios de apertura.
El balance final de la iniciativa de Aznar es que no ha forzado al régimen castrista a avanzar ni en la senda de la democracia ni del respeto a los derechos humanos.
Además, aunque oficialmente la cooperación europea estaba condicionada, las empresas del continente —entre ellas las españolas— han continuado manteniendo actividades en la isla.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/09/25/opinion/1474824925_097388.html