Porque fue él, no Fraile ni David López, ni Pello Bilbao (que acabó sexto), el que encontró la línea recta.
Demasiado agresivo el Sky tratando de que ganase el ciclista de casa (David López) y que adelantase posiciones Kennaugh.
Pero la lluvia en Bilbao llega cuando quiere, sin GPS, sin avisar.
De la misma forma que el fútbol, en Bilbao, siempre ha mirado a Inglaterra como quien abre la persiana de la ventana al atardecer y ve Liverpool o Manchester, el ciclismo religioso en Bilbao siempre mira a Bélgica, la cuna de la pasión.
Bilbao esperaba a Omar Fraile como agua de mayo, pero en Bilbao el agua llega sin avisar, sea mayo o diciembre, sin GPS, por pura rutina.
Fuente: http://elpais.com/deportes/2016/09/01/actualidad/1472744234_520521.html