«Hay evidencia de que entre los hogares que reciben remesas, las tasas de participación en el mercado de trabajo son menores», agrega.
Una baja en la población latinoamericana y un mercado laboral precario para este segmento han incidido en el envío de dinero, explica María Izaguirre, analista del Fomin.
No obstante, estos flujos de dinero, en muchas ocasiones, ponen presión en la competitividad de una economía, explica.
Al cierre de 2016, se espera que la cuantía supere un nuevo hito: 69.300 millones de dólares, según el organismo internacional.
Sin embargo, la cifra supera las exportaciones de café y son más o menos iguales a las ventas actuales de crudo que hace el país.
Fuente: http://elpais.com/economia/2016/10/13/actualidad/1476373028_298328.html