“Me arriesgué y me dejé hasta las plumas”, dijo entonces Serenna.
Conocido como Tintin, Luc colaboró en los preparativos del secuestro y colocó en el coche de la señora Veyrac un sistema de seguimiento permanente por GPS.
Uno era el italiano Giuseppe Serenna, originario de Turín, el que más dinero propio invirtió en la aventura.
Tras encerrarla en la Kangoo a la que habían puesto matrículas falsas, los promotores del secuestro intentaron conseguir un suculento rescate.
Dos ambiciosos cocineros habían decidido jugar fuerte y hacerse autónomos.
Fuente original: El efímero secuestro de una septuagenaria que incriminó a dos cocineros franceses | Blog Mundo Global | EL PAÍS