Nos circunda una realidad tan desasosegante y llorosa que nos haría falta un caballero andante empeñado en enderezarla.
Pensará su Merced, don Miguel, que describo un siglo aterrador y ciego como el suyo, dominado por la insensatez y la bajeza, y no errará en sus mientes.
Que Fortuna nos conceda, pues, veintidós felices jornadas de fastos cervantinos.
Don Miguel, sin juramento me podrá creer que quisiera que este homenaje a su Merced fuera el más hermoso, el más gallardo y el más discreto que pudiera imaginarse.
Todos ellos unidos en el común derrotero de mostrarle a los habitantes de estos lares, y del ancho universo, que su Merced vive y nos habla no solo de las imperfecciones y grandezas del alma humana, sino de las cuitas, los sobresaltos y los vaivenes de este infortunado tiempo nuestro.
Fuente: http://elpais.com/cultura/2016/09/30/actualidad/1475266186_265694.html