Seducida por esa historia, la periodista y escritora Anne Sinclair, nieta de Paul Rosenberg, decidió escarbar en su pasado.
“La guerra rompe la formidable dinámica del arte francés; París no es más la capital incontestable del mercado de arte moderno.
La más impactante es la que vivió la propia galería de Rosenberg, una vez arrebatada por el régimen de Vichy.
Enfrente le aguardaba Paul Rosenberg, amigo, representante –y durante una época también vecino- del pintor malagueño, al que convirtió en símbolo de su famosa galería en la Europa de entreguerras.
De centro del arte a centro antisemitaCada lienzo evoca una historia, intrínsecamente ligada al destino político del continente.
Fuente original: Una galería hacia la historia del arte y el expolio nazi | Cultura | EL PAÍS