Es la incansable mujer del Comandante, Daniel Ortega.
Tras el escándalo desatado por su hijastra, Zoilamérica Narváez, que acusó por violación, pederastia, a Ortega, Murillo salió en su salvación y declaró a su hija loca, mentirosa, traicionera.
Ortega, el Comandante, el gallo ennavajado, salió ileso y retornó al poder en 2006.
Ortega pactó con Arnoldo Alemán, presidente acusado por corrupción, y la justicia, amañada por ambos caudillos, hizo el resto.
Gobierna desde entonces al lado de Murillo y a decir de los rumores nicaragüenses, la Eternamente Leal podría recibir de su esposo el cetro maravilloso del poder en Nicaragua.
Fuente original: Daniel Ortega: El comandante y la eternamente leal | Internacional | EL PAÍS