Así que Trump llegó a la carrera electoral con la popularidad ya ganada.
Rico constructor metido en política, adicto a la televisión y con fama de campechano, de hombre llano pese a tenerlo todo.
Se ha analizado poco si Clinton es o no la presidenta que Estados Unidos necesita, la cuestión es él: Trump sí, Trump no.
Algunos analistas dicen que está preocupado, ansioso, al tipo que puso de moda el “Estás despedido” le costaría digerir una derrota.
Su punto más bajo llegó al presumir –en un vídeo de 2005, aparecido en octubre- de manosear a las mujeres sin su consentimiento.
Fuente original: El torbellino que ha cambiado la política estadounidense | Internacional | EL PAÍS