Dos años después, España donó embarcaciones y materiales —como coches o equipos electrónicos— para controlar los flujos migratorios.
Modou trabaja en un hotel de la localidad de Tendaba, al filo del río Gambia, en el país del mismo nombre.
Así, en 2007 —el año que llegaron 12.000 personas a las costas Canarias— envió dos patrulleras marítimas a Gambia.
Pero muchas veces quienes arriban son personas: el año en que Modou Chorr salió rumbo España, cerca de 12.500 migrantes lo lograron.
Un año después, en septiembre del 2008, una aeronave con 107 inmigrantes voló desde el mismo aeropuerto de Las Palmas a Banjul, la capital de Gambia.
Fuente original: Inmigración: Gambia, el exilio fallido | Planeta Futuro | EL PAÍS