Después de años viviendo en las calles de la Ciudad de México, Carmen Muñoz se preguntó que pasaba con las trabajadoras del sexo cuando envejecían como ella. Así es como se le ocurrió la idea de crear una residencia para prostitutas retiradas.
La residencia se encuentra en la histórica Plaza Loreto, donde Carmen empezó su camino trabajadora sexual.
Con 22 años, vino a la ciudad buscando trabajo para alimentar a sus siete hijos. Alguien le había dicho que un cura de la la iglesia Santa Teresa La Nueva ayudaba a jóvenes como ella a buscar trabajo como empleadas domésticas.
Estuvo esperando cuatro días a que el religioso llegara y cuando lo hizo no la ayudó y le mandó salir del lugar.
Carmen se encontró llorando y dolida por las palabras del cura, pero en ese momento una mujer se le aproximó para consolarla.
«Ella me dijo: ‘Ese hombre te dará 1.000 pesos si vas con él'», recuerda Carmen.
«¿A dónde tengo que ir con él?», le pregunté.
«A una habitación», contestó ella.
«Y, ¿cómo voy a saber que trabajo tengo que hacer?».
La mujer le dijo claramente lo que tenía que hacer y Carmen se quedó conmocionada.
Y aunque al principio no quiso hacerlo, la desesperación hizo que al final se fuera con el hombre.
El hombre le dio los 1.000 pesos y no quiso nada a cambio. Le dijo que no quería explotar su desesperación. Quizás sabía que iba a volver.
Y así ocurrió. Al día siguiente, con actitud desafiante, Carmen volvió al mismo rincón de la Plaza Loreto pensando: «Desde ahora, mis hijos no volverán a pasar hambre».
Nota completa: http://www.bbc.com/mundo/noticias-38827441?ocid=socialflow_twitter