Por Dalia Patiño González
Puebla, Puebla. 13 de septiembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Este año, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) ingresaron en sus modalidades escolarizada, semiescolarizada, a distancia y abierta un total de 112 personas de 40 a 50 años de edad; 28 más con edades de 50 a 60 años cumplidos y cinco estudiantes con un rango de 60 a 70 años.
Don Rufino Hernández Bañuelos tiene 72 años y conserva su paso y memoria ágiles. Hace 55 años egresó de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, donde se graduó de ingeniero civil. Él, al igual que otros 350 adultos mayores, se ha incorporado de nuevo al esquema de estudios que ofrece el Programa Universitario de 50 y Más de la BUAP.
La diferencia, asegura don Rufino Hernández, es que ahora las calificaciones no importan tanto como en otras épocas, ahora el conocimiento es más un disfrute que una obligación o requisito para aprobar una materia.
Dra. Angélica Valenzuela y Dr. Jaime Vázquez.En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, refiere que todos los cursos que ha tomado sobre historia de Puebla e historia del arte, así como talleres de ciencia, con los que aprendió, por ejemplo, a construir su propio telescopio o a manejar un celular inteligente, le han gustado y resultado muy útiles.
“Yo llegué porque me invitaron a unas conferencias sobre la historia de Puebla, me gustaron y decidí retomar este asunto de los estudios. Es muy gratificante y más por el nivel que ofrecen con los maestros, las facilidades y las instalaciones que brindan, además de que me sirve de complemento para ocupar mi tiempo libre”.
Esquema flexible para adultos mayores
El Programa Universitario de 50 y Más fue creado en 2016 y contempla varias etapas en las que se busca alcanzar metas para ofertar educación profesionalizante y no profesionalizante a un sector social conformado por personas mayores a 50 años que buscan reincorporarse a la vida académica.
Con la participación de 63 adultos mayores en un principio, este programa logró en menos de un año reclutar a 350 personas que obtienen educación formal e informal, centrando sus contenidos en dos vertientes: ciencia y cultura y participación social, a través de cursos, talleres y recientemente diplomados.
La propuesta, explica en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt el doctor José Jaime Vázquez López, coordinador de este programa, es ofrecer a los adultos de más de 50 años una educación formal, informal, profesionalizante y no profesionalizante.
“Consideramos talleres interactivos para permitir a los interesados vincularse con áreas como la ciencia. Por ejemplo, el doctor Alberto Cordero, de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas les ha enseñado cómo construir su telescopio, además del manejo de teléfonos inteligentes”.
También hay cursos que implican un mayor número de horas y un diplomado. Como parte de este programa se contemplan otras etapas que esperamos concretar, en las que se puedan hacer certificaciones, apoyados en la capacitación que podamos brindarles para que otras instancias puedan evaluarlos.
“También contamos con un esquema educativo profesionalizante y no profesionalizante. El primer modelo implicará un esquema para que el programa a nivel licenciatura pueda concluirse en un periodo de tres años a tres años y medio, enfocado en áreas económico administrativas con carreras como contabilidad, administración de empresas, economía y otra licenciatura que ya estamos conformando”.
Para la licenciatura no profesionalizante, indicó el doctor Vázquez López, se contempla el área de arte y humanidades, la cual no está pensada para ejercer como tal; sin embargo, el estudiante sí podrá obtener su certificación oficial.
Carreras truncas
En México existe una normatividad sólida para revalidar estudios, concluir carreras y obtener los grados correspondientes.
“Estamos trabajando con las instancias a nivel estatal y federal, en este caso la Secretaría de Educación Pública, para mejorar la normativa de validación. Tenemos por ejemplo el caso de una exalumna que concluyó todas las materias de la carrera de medicina pero no tiene el título. De igual forma, también se ofertará la prepa en línea para los que quieran cursarla o terminarla”.
El doctor José Jaime Vázquez López añadió que no se exige al alumno un determinado nivel de estudios para que los adultos mayores regresen a la universidad, o los que nunca pudieron entrar, tengan esa vivencia.
“Creamos una avenida o camino paralelo a un modelo tradicional universitario para que el adulto mayor pueda lograr metas académicas y viva esa experiencia de estar dentro de la universidad sin que los grados académicos sean necesariamente la última meta, más bien eso dependerá de las expectativas de cada uno de ellos, por eso se pueden dirigir al sistema profesionalizante o no profesionalizante, porque finalmente el aprendizaje es así, se relaciona de distintas maneras con las cosas que nos suceden en la vida y esa es la base para construir el crecimiento académico, pero también personal, esa es la idea”.
Estructura de constelación
La doctora Angélica Valenzuela Ojeda, responsable académica del programa, añadió que para implementar estos esquemas educativos se basaron en estudios de pertinencia y necesidades de adultos mayores.
“Se aplicaron mil 300 cuestionarios a adultos de más de 50 años y eso nos dio los bases para hacer la propuesta y conformar este programa con fundamentos de un método científico y apoyándonos en autores en pedagogía de mucha experiencia”.
Detalló que en la primera etapa de este programa se contempla la educación no formal con talleres, conferencias, pláticas, visitas a centros culturales, cine y otro tipo de eventos culturales, logrando atender en menos de un año más de 200 estudiantes mayores de 50 años.
“Con orgullo podemos decir que hemos reincorporado a través de este programa a personas mayores que estaban encerradas en su casa, aislados, deprimidos y que ahora salen para aprender en nuestros talleres y cursos a manejar otros medios, así como nuevas tecnologías”.
Detalló además que los contenidos de estos cursos y talleres se apegan a una estructura de cuatro constelaciones que rigen la oferta educativa: Arte y humanidades, Desarrollo y crecimiento humano, Salud y cuidado de vida y Turismo, con un núcleo para tres actividades principales: ciclos de conferencias, eventos culturales y servicio social comunitario. También se contemplan dos diplomados: Historia y patrimonio cultural y Desarrollo y crecimiento humano.
Este formato, indicó la doctora Valenzuela Ojeda, facilita que los cursos no se impartan de manera secuencial para que el estudiante tenga la posibilidad de elegir los temas de su interés.
“La pedagogía del adulto es muy diferente, porque si observamos, en los cursos tradicionales no se escucha mucho a los alumnos, y en este programa si no los escuchamos, no estarían aquí”.
La historia de Lulú Lourdes de Jesús Enríquez tiene 62 años y es estudiante de quinto semestre de la licenciatura en psicología, ingresó a la BUAP en 2015. «Ingresé a la carrera porque tengo la inquietud de trabajar con niños del área de educación especial. Yo fui maestra de primaria durante 37 años, pero ahora quiero trabajar con los niños desde la psicología, creo que aún tengo algo que aportar». «Me jubilé hace tres años y me pregunté qué harás ahora. Mis compañeras me aconsejaban: puedes viajar, dedicarte a tu casa, a tu familia, etcétera, pero tenía la ‘espinita’ porque cuando fui maestra trabajé con niños especiales y creo que puedo ser útil todavía, así que de la noche a la mañana me nació estudiar y pensé que lo que me convenía era psicología para apoyar a estos pequeños». «El reto fue el curso para hacer el examen. No fue fácil y me costó porque después de 40 años de no ser estudiante tuve dificultades, pero ser docente creo que me ayudó y aquí estoy, aunque ser nuevamente alumna tampoco ha sido fácil, pero poco a poco voy sacando la carrera. Aquí soy una alumna más, los profesores no hacen distinciones. Tengo que cumplir igual que cualquiera de los jóvenes, pero el trato con todos ha sido muy bueno. Me gusta convivir mucho con mis compañeros». «Mi esposo me apoyó, estuvo de acuerdo en que me siga desarrollando, pero mis hijos no querían, me dijeron que para qué me ponía a estudiar si ya era jubilada, que ya había trabajado mucho tiempo y que ahora debería descansar. Pero no, pienso que si la persona es activa, no se debe perder la costumbre de pensar, de hacer trabajo profesional». |
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.