Por Miguel Ángel Vásquez de la Rosa, Director de Radio Universidad de Oaxaca
Oaxaca de Juárez, 10 de Noviembre de 2017.- La presentación del libro, Cuando el Estado aplasta, del periodista y escritor Diego Enrique Osorno, comenzó con un reclamo: “el libro me provocó dos noches de insomnio compadre”, expresó Pedro Matías quebrado por el recuerdo. “Aunque estos acontecimientos los vi, los viví los lloré, nunca tuve tiempo para procesarlos, sólo con algunos mezcales y entre cuates suelta uno la lengua, a manera de catarsis”. Así abrió su intervención Pedro Matías Arrazola, corresponsal de la Revista Proceso, quien fungió como presentador del libro.
En el marco de la 37 edición de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, Diego Osorno y Pedro Matías, dos periodistas que reseñaron el conflicto social del 2006, presentaron el pasado viernes 10 de noviembre el material histórico sistematizado por el autor de La Guerra de los Zetas.
“Tendrás que pagarme la terapia para superar el estrés postraumático compadre”, dijo Pedro Matías. “Mínimo te doy una botella de mezcal”, respondió de forma obsequiosa Diego Osorno.
Osorno fue integrante de la Comisión de la Verdad. Invitado por un grupo de víctimas y el padre Alejandro Solalinde, Diego aceptó el desafío y se vino a vivir a Oaxaca en el año 2014. “La primera experiencia que tuve está contada en un libro que fue publicado en 2007, Oaxaca Sitiada, es mi primer libro. Ese libro cuenta la historia de la insurrección oaxaqueña. La insurrección de Oaxaca demostró que tenemos una democracia decadente, una democracia de pacotilla”.
Diego Osorno explicó que este primer libro fue inspirado en la organización de la gente, en las barricadas. Sin embargo, el libro cuenta muy poco sobre la represión. Diego subraya que tenía una deuda con el pueblo oaxaqueño: “contar de mejor manera lo que había pasado en Oaxaca”.
Cuando el Estado aplasta es la versión popular del Informe Oficial, de más de 1500 cuartillas que la Comisión de la Verdad entregó a los poderes estatales en febrero de 2016. Este libro de 324 páginas es una síntesis sobre los hechos más relevantes del 2006. “Hace un año platiqué con Rafael Rodríguez Castañeda, director de la Revista Proceso, sobre todo lo que había ocurrido y me dijo: pues vamos a hacer una versión popular, Proceso la publica. Es por ello que el libro vence un intento de cesura que cometió el gobierno pasado al reducir el presupuesto a la Comisión de la Verdad”, apunta de forma contundente Diego Osorno.
Cuando el Estado aplasta, narra algunos pasajes muy significativos, como la entrevista que tuvo el comisionado Osorno con el expresidente de México: “Vicente Fox decide enviar al Ejército, el Secretario de la Defensa dijo no, pero Fox siente la presión de Calderón, entonces envía a 4,500 efectivos, que tenían características militares, Fox se empeña y hacen una transferencia de militares a la Policía Federal. Fox revela algo importante, con Oaxaca se rompe el Síndrome del 68, utilizar al ejercito para tener control social”.
El libro contiene hallazgos importantes, por ejemplo documenta el fraude que cometieron algunos lideres de la Sección 22 con víctimas de la represión, o el mismo gobierno de Gabino Cué al entregar once millones de pesos a 64 víctimas que generó una profunda división en el movimiento social. “El Proceso de reparación del daño fue fallido. En el caso del sindicato cuando descubrimos que había un fondo para indemnizar a algunas víctimas, nos dimos cuenta que habían cometido fraude con las víctimas de 2006”, explica Diego Osorno y añade, “no queríamos convertir el informe en una herramienta tendenciosa, un riesgo era que al hacer público esto, la gente se centrara más en ello que en todo lo demás que estábamos contando y que era más grave”.
La publicación de Diego Osorno documenta 27 muertes, nueve de ellas producto de ejecuciones extrajudiciales, donde se presume la responsabilidad del Estado; 28 casos de desapariciones forzadas, de los cuales por lo menos en dos participaron agentes del Estado. Y en cuanto a la tortura, se eleva a más de 300 el número de víctimas; agresión a 33 periodistas de los cuales dos fueron asesinados. “Buena parte de los victimarios están aquí, continúan con la destrucción de la ciudad”, incrimina Diego Osorno, refiriéndose a funcionarios de la administración de Ulises Ruiz y de Gabino Cué.
La toma de los medios de comunicación por parte del movimiento hizo posible que fuera la sociedad misma quien estuviera en la radio y la televisión, “con sus tartamudeos, despeinada, normal, durante esos días la gente empezó a tener una conciencia de un movimiento horizontal. La gente sin organización dijo ya basta. Ese momento fue hermoso, un momento bellísimo”.
“Durante ese tiempo se experimentó de manera efectiva un ejercicio de gobierno más horizontal, más democrático”, concluyó Diego Osorno.