Diana Manzo/ El Sol de México
JUCHITÁN, Oax.- “Para Gaanu De que Naa’ Ru’nda Didxazá, Rusisaca’ Xquiidxe Ne Ca Binizá… para que sepan que yo también te canto en zapoteco, hago valer mi tierra y también a los juchitecos”. … la chispa que demuestra al hacer música en el género rap no tiene calificativo, a través de las letras en zapoteco y castellano, la adolescente logra que su voz erice la piel de quién la escuche cantar.
Dulce Nadxielli Escobar Ruiz de 16 años, es la primera mujer que canta rap en esta zona de Oaxaca y lo hace porque quiere que su lengua materna, el zapoteco, siga viva y sea un canto de paz y no violencia.
En Juchitán no es común que las mujeres canten. Si lo hacen, la mayoría evoca boleros o cumbias, pero Dulce tiene una voz ronca, rasposa, ideal para rapear. Cuando lo hace, delante de jóvenes y niños que quieren ser como ella, piensa en tocar los corazones de sus espectadores para que, en vez de involucrarse con drogas y vicios ilegales, le apuesten a cantar.
La mayor de cuatro hermanos, Dulce es originaria de la novena sección, una de las más abandonadas de Juchitán. Esos territorios donde la política social llega escasa comparado con los vientres pegados a las costillas por el hambre que llega con pobreza extrema. Aquí en Juchitán, las mujeres se casan a temprana edad, chicos y grandes consumen alcohol y se drogan al caer la tarde. Ella prefiere acercarse a ellos, cantar y rapear, componer canciones que reflejen el diario vivir.
Dulce Nadxielli anhela que a través de su talento vocal, el rap pueda reivindicarse de los prejuicios que lo ubican como aliado de la drogadicción y la violencia. Por el contrario, para ella ha sido fantástico combinar la rima, la métrica, con su idioma, porque ha logrado que la escuchen, que le pongan atención a su significado.
¿Por qué rap?
Dulce hace un movimiento rápido de ojos. “Porque quiero entender por qué hay tantos disgustos entre padres e hijos adolescentes, porque los hijos quieren irse de casa, porque violentan o asesinan a las mujeres, todo eso se puede cantar”.
En las letras que compone, Dulce sumerge lo que sus abuelos le han contado de la juventud de antaño y lo relaciona con la actual, así como interpreta los rituales de su comunidad que son sus fiestas, describe la violencia que viven los jóvenes, las mujeres y su entorno social.
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