Adrián Lobo
Otra tendencia muy marcada entre los médicos es la utilización de abreviaturas y siglas. Lo cual, a propósito del uso correcto del lenguaje, debo decir que se conoce como acronimofilia desde que se mencionó en un artículo del British Medical Journal en 1994. En forma jocosa se conoce como enfermedad infecciosa burocrática o buropatía.
Pienso que esto se debe a la longitud de las palabras y a una supuesta complejidad ortográfica. En cualquier parte del hospital donde uno se encuentre verá siglas: M.I.P., U.C.I., T.S., M.I., C.E.Y.E. También es común encontrar por ahí: Qx, Rx, Dx. Tratando de entender esta práctica me dije: “Será para que no haya Px…”. Es un mal chiste, lo sé y ofrezco una disculpa.
También se tiende a abreviar las palabras, dicen “toco” en vez de tococirugía; dicen “trauma” por no decir traumatología; “valora” en vez de valoración (tampoco debería usarse “valoración” en la forma en que se usa pero pues…); dicen “indicas” por indicaciones; “enfer” en lugar de enfermera.
Sin embargo hay una norma que expresamente prohíbe el uso de abreviaturas y siglas en el expediente clínico debido a que puede inducir a cometer errores que le podrían llegar a costar la vida a alguien, ya que una misma puede tener distintos significados y en realidad nada impide que cada quien se invente las propias, aunque existen extensos compendios a modo de guía de siglas y abreviaturas comúnmente utilizadas por médicos y personal de enfermería.
La transgresión de dicha norma puede poner en jaque a un médico en caso que se presente una querella en su contra.
Pero ese cuidado que no tienen en lo que es importante lo ponen a veces en lo que carece de cualquier relevancia. En una ocasión la enfermera doña Prete N. Ciosa se sintió terriblemente ofendida cuando alguien tuvo la osadía de preguntarle por sus “labores de enfermería”.
- ¡Noooooooo! Me disculpas pero, ¡noooooo! ¿Labores de enfermería? Habla apropiadamente. No somos “domésticas” para tener “labores”.
Me pareció una incoherencia, sobre todo viniendo de una persona que constantemente agrega una “s” al final de la conjugación en pretérito perfecto simple de la segunda persona del singular de los verbos.
¿Es realmente ofensivo el empleo de la palabra al referirse a lo que hace una enfermera? Según me parece “labores”, “tareas”, “actividades”, “faenas”, son todos sinónimos. ¿Se le caerá la cofia, si la usa, a una enfermera si en alguna ocasión hace “labores domésticas”? Supongo que esta señora no mueve un dedo para tener su casa en orden y que tendrá una legión de personas a su servicio para eso ya que resulta tan tremendamente inadecuado que una enfermera se ocupe de esas cuestiones. En todo caso debería valorar el trabajo de las “domésticas” que se ocupan de su hogar cuando ella sale a salvar al mundo. Además de eso cuestiono también el uso del término “domésticas” por considerarlo ofensivo, discriminatorio y clasista. Siendo el término adecuado, ya que estamos metidos en el asunto de la corrección, “Asistentes del hogar y la familia”. Como apunte, de manera colateral, mencionaré lo que escribió Boris Vian, en “La espuma de los días”, aunque aclaro que no es una cita textual: “El dicho ‘hombre doméstico’ resulta anodino, pero la expresión ‘mujer doméstica’ es sumamente ofensiva”. Hago otra aclaración: Todavía no sé si era una declaración política, una denuncia o una broma pero estoy de acuerdo sea cual sea el sentido en que lo expresó el autor. Por cierto que en la misma parte de la novela dice que lo correcto es usar el término “gente de servicio”.
Adrián Lobo.