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Hospital incurable | El infiernado

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In Memoriam Z.E.F.B. Clave: 2705

R.I.P.

 

La carrera de medicina tiene varias particularidades. Una que me llama la atención es la utilización obligatoria por parte de los estudiantes de vestimenta blanca y el uso de la bata. Me parece curioso, después de todo los estudiantes de alguna ingeniería no son obligados a andar por ahí usando un casco, ¿no es cierto? Otra singularidad, que es un punto crítico en la carrera de todo médico, es lo que se define como un ciclo académico teórico práctico que tienen que cursar en su último año en la facultad: El internado. Técnicamente no se han graduado pero adquieren ya, en forma honorífica se me ocurre decir, el título de Médico Interno de Pregrado (M.I.P.). Son pre médicos podríamos decir. Este último año será 99% práctico en algún hospital. Pueden hacerlo en los hospitales de PEMEX, los de la secretaría de salud de cada estado, del IMSS y del ISSSTE. Sobre instituciones particulares no puedo asegurar nada. Al parecer quienes tienen mejor promedio tienen también la posibilidad de elegir a dónde irán y el resto pues se acomodará donde se pueda. Es obvio que hay instituciones o sitios específicos que son más solicitados que otros debido a que ofrecen mejores condiciones para el estudiante.

No lo puedo asegurar pero me parece que siempre es así, en hospitales de segundo nivel, esto es, donde haya al menos las especialidades más comunes, laboratorio y otros servicios auxiliares de diagnóstico. Creo saber que en ningún centro de salud se verá nunca a un M.I.P. trabajando.

Y es que es obligación de cada M.I.P. “rotar” por todo el hospital, es decir que se tiene que cumplir con un cierto periodo laborando en cada uno de los servicios. Las autoridades del hospital les asignan turnos o “guardias”, forman equipos que suelen nombrar A, B, C y a veces hasta D, en ocasiones sólo A y B, lo cual actualmente se podría considerar casi criminal, incluso la tendencia es que se impongan las A-B-C-D en vez de las A-B-C. Al parecer ya es la norma en los hospitales del IMSS. Y es que finalmente parece que se va imponiendo la razón, evidentemente una jornada de trabajo extenuante no favorece en absoluto el aprendizaje de estos médicos y además el cansancio acumulado puede llegar a tener un impacto negativo en su salud y en la de los propios pacientes.

En general es casi seguro que mientras menos internos, y equipos, haya en un hospital, mayor será la frecuencia con la que se tendrán que presentar a su turno que usualmente es de un mínimo de 36 horas. Es de sobra conocido que el M.I.P. tiene establecida su hora de entrada, a las siete de la mañana, pero sobre la de su salida (a las 3 P.M. del día siguiente, en condiciones ideales) no hay nada escrito.

Si todo esto de las guardias A-B-C-D le parece confuso no le puedo culpar, seguramente no he sabido explicarlo con claridad y se debe a que cada vez que creo que lo he entendido me doy cuenta que en realidad es todo lo contrario. Así que me disculpo. A grandes rasgos la idea es que un día trabaje la guardia A, al siguiente la guardia B, luego la C y finalmente la D. Después todo se repite, observando únicamente lo relativo a la hora de entrada y la hora mínima de salida. En realidad hay algunos detalles más pero renuncio a intentar explicarlos ya que corro el riesgo de enredarme aún más con esos conceptos.

Quizá tengan razón aquellos internos que piensan que las instituciones de salud organizan las guardias de forma que ellos resultan siendo explotados, lo cierto es que en el fondo hay otra razón menos conspiranoica: El hospital no cierra nunca, la atención es continua, las 24 horas de cada uno de los 365 días del año, así que la necesidad de personal es permanente. De modo que, ni modo, es lo que hay. Al menos perciben un monto, más que nada simbólico en realidad, por concepto de beca.

Yo que lo veo desde fuera lo percibo como un ritual de iniciación. El estudiante es introducido en un mundo nuevo, le serán revelados los más oscuros secretos de la medicina y de su práctica y al final del proceso será aclamado como miembro del H. Cuerpo Médico. Como muchos de esos rituales éste será casi traumático y en no pocas veces peligroso y mortal. No es una exageración, hay quienes no resisten la presión, los que son sometidos reiteradamente a verdaderas humillaciones, acoso, abuso psicológico y hasta físico y terminan abandonando el internado o la residencia según el caso, a veces hasta la forma más extrema. Y sí, me refiero al suicidio. Aunque no he tenido noticia que eso haya ocurrido en este hospital Oaxaqueño.

Como es el inicio formal de su práctica médica, es un periodo formativo, no me resultaría extraño que el internado sea definitorio del tipo de médico que serán en adelante, es como la infancia de una persona; si en esta época además de no contar con la orientación adecuada sufre maltrato, cuando llegue a la adultez seguramente irá por la vida exhibiendo las secuelas de aquellas carencias que tuvo que padecer.

He sido a veces como el ocasional confesor, casi el paño de lágrimas de algunos jóvenes internos, he escuchado expresiones como: “…esto es como una esclavitud…” o también “…cuando a mí me toque, no voy a tratar a los internos así…”.

Otros estudiantes universitarios y profesionistas de distintas áreas podrán visualizar mejor lo que es el internado si imaginamos lo siguiente:

Un estudiante de último año de arquitectura que tiene que pasarlo en las obras de construcción excavando, mezclando concreto, cribando arena, cargando sacos de cemento, pegando tabiques, en fin, trabajando como ayudante de albañil, o como decimos en mi rancho, de “chalán”. Y sin embargo no debemos perder de vista que es una preparación para poder pasar a un nivel más elevado.

Los médicos que se están especializando en un área de la medicina, los residentes, tampoco la suelen tener fácil, aunque creo que su caso es mucho más llevadero que el de los internos. Aclaro que no estoy diciendo que sea fácil cursar un internado, tampoco estoy de acuerdo con algunas prácticas y no defiendo los abusos que muchas veces se cometen en contra de muchos de los “internitos”, como dice una residente de anestesiología que conozco, y en contra de los propios residentes. Es una situación complicada, es todo el sistema de salud el que funciona así, no es únicamente este hospital.

Es un año intenso para los médicos, es estresante, agotador, lleno de quejas y no pocas injusticias, de tensión y adrenalina, de guardias interminables, de mal comer, peor dormir y de contradicción. No son pocos los que amargamente se quejan de lo que tuvieron que soportar y que sin embargo al final admiten: “Fue el mejor año de mi vida”.

 

Adrián Lobo.

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